Costa Rica: tierra de grandes encuentros

Llegar a Panamá fue un hito en el viaje.  Sin dudas el punto más complicado de todo el recorrido. Mientras nosotros esperábamos en Panamá City desde las alturas de la casa de Fede y María, Catire seguía superando obstáculos. Viajó en una low cost colombiana que no quería dejarlo subir porque no tenía billete de vuelta. Por más que les mostraba los mil papeles de la kombi que iba por barco, no hubo caso. Tuvo que hacer una reserva para que lo dejen subir. Que por supuesto no pagó. Al mediodía del viernes, cuando bajamos luego de un chapuzón para aplacar el calorazo panameño  en el piso 51 (¡!) donde estaba la pileta que daba vértigo apareció cansado pero triunfante. La kombi llegaba al día siguiente pero recién el lunes podía ir a buscarla.

Al mediodía, Tata y Juan Dodero compañeros de Catire de la facultad que no veía hace 20 años nos buscaron para ir a visitar el canal. Estaban los padres de Juan de visita, su hermano Quique y los tres hijos así que copamos las instalaciones de esta impresionante obra de ingeniería que une los dos océanos. La obra la comenzaron los franceses que no pudieron encontrarle la vuelta y después los americanos diseñaron el sistema de esclusas que empuja a los barcos haciéndoles subir y bajar  escaleras de agua. No hace tanto que Panamá es el dueño y gestor y todavía quedan muchos vestigios de los años en que lo operó Estados Unidos. Vimos pasar enormes barcos cargueros  que pagan fortunas por usar este paso de poco más de 80 km. En el museo te explican la historia y te dejan convertirte en un capitán de barco. Los chicos aprendieron mucho. Sigue leyendo

De Bogotá a Cartagena

Bogotá nos recibió bien fresca. Los colombianos dividen el país en zonas de tierra caliente y otras de tierra fría. Las estaciones no existen. En todo caso son épocas de lluvias que se alternan con otras más secas, aunque parece que el fenómeno del niño estaba trastocando un poco todo. Llegamos de noche pero bastante bien gracias a las explicaciones de Manu y las indicaciones de varios que nos fueron guiando por el camino.  Como bienvenida nos esperaba un buen ajiaco bogotano, una sopa de pollo con varios tipos de papas, crema y alcaparras. Los Perrota-Mazzinni están hace casi dos años en esta ciudad. Tres varones para alegría de Dimas, pizarrones de papel en las paredes, atrapasueños de lana…una casa creativa y alegre. No nos conocíamos personalmente pero de charla en charla nos fuimos amigos con ganas de volvernos a encontrar. Visitamos con regio picnic el Jardín Botánico con jardines  de rosas, olor a magnolia, bosques tropicales, palmeras altísimas, lagos y puentes. Descubrimos la monumental Catedral de la Sal en Zipaquirá, una iglesia y un vía crucis esculpido a 200 mt bajo tierra dentro de una inmensa mina de sal.

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