Llegar a Panamá fue un hito en el viaje. Sin dudas el punto más complicado de todo el recorrido. Mientras nosotros esperábamos en Panamá City desde las alturas de la casa de Fede y María, Catire seguía superando obstáculos. Viajó en una low cost colombiana que no quería dejarlo subir porque no tenía billete de vuelta. Por más que les mostraba los mil papeles de la kombi que iba por barco, no hubo caso. Tuvo que hacer una reserva para que lo dejen subir. Que por supuesto no pagó. Al mediodía del viernes, cuando bajamos luego de un chapuzón para aplacar el calorazo panameño en el piso 51 (¡!) donde estaba la pileta que daba vértigo apareció cansado pero triunfante. La kombi llegaba al día siguiente pero recién el lunes podía ir a buscarla.
Al mediodía, Tata y Juan Dodero compañeros de Catire de la facultad que no veía hace 20 años nos buscaron para ir a visitar el canal. Estaban los padres de Juan de visita, su hermano Quique y los tres hijos así que copamos las instalaciones de esta impresionante obra de ingeniería que une los dos océanos. La obra la comenzaron los franceses que no pudieron encontrarle la vuelta y después los americanos diseñaron el sistema de esclusas que empuja a los barcos haciéndoles subir y bajar escaleras de agua. No hace tanto que Panamá es el dueño y gestor y todavía quedan muchos vestigios de los años en que lo operó Estados Unidos. Vimos pasar enormes barcos cargueros que pagan fortunas por usar este paso de poco más de 80 km. En el museo te explican la historia y te dejan convertirte en un capitán de barco. Los chicos aprendieron mucho.
Esa noche celebramos el cruce en lo de Fede con mucha charla y asado en el balcón con vistas a la bahía de Panamá. Comimos la entraña más rica de nuestra vida y no era carne argentina…Al día siguiente, festejamos con desayuno sorpresa, como marca la tradición, los 41 años de Catire. La soplada de velas en Panamá quedará para el recuerdo.
Ese día partimos hacia el Caribe con los Dodero a visitar el Fuerte de San Lorenzo, vestigios de la colonia, donde desembarcó el pirata Morgan con ganas de conquistar la ciudad de Panamá.
A la noche seguimos festejando el cumple con gran asado gourmet en lo de Tata y Juan que tan generosos organizaron un evento de cumpleaños. Cala preparó torta y Catire volvió a soplar las velas. Los 41 quedaron bien cumplidos.
Al día siguiente visitamos el mercado de pescado y comimos pasta con camarones, riquísimos. Caminamos por la rambla que tiene juegos geniales para los chicos y visitamos el casco antiguo, tan lindo con Fede y María. Por suerte lo están restaurando con buen criterio y te sentís trasladada a otros tiempos. Comiendo una pizza en una plaza al aire libre con un panameño que cantaba baladas muy compenetrado desde una escalinata hablamos de cómo habían venido a parar a este lugar, lo bueno y lo malo, los proyectos y los sueños. Estos son los mejores momentos del viaje.
El lunes partió Catire a Colón a buscar la kombi. Se tomo un colectivo y tuvo que esperar varias horas hasta que la naviera le habilitó retirar el auto. A partir de ahí empezaron un sinnúmero de tramites entre oficinas diferentes donde ninguno de los empleados universales gasallescos te explicaba lo que faltaba. Cada vez que volvía para tratar de retirarla, había un paso más. Con los rulos descontrolados, el calor agobiante y los nervios corría de un lado a otro intentando terminar con todo antes de que cierre el puerto. Pero no hubo caso, volvió a lo de Fede derrotado sin Francisca. Ese día llegó la mama de María de España de visita así que después de grandes abrazos nos mudamos a lo de Tata y Juan que acababan de despedir a los suegros. No les dimos respiro! Los chicos no pararon de jugar con el clan Dodero. Al día siguiente Catire volvió a Colón y ahora sí volvió con Francisca a quien no veíamos hacía una semana. Gran reencuentro. El viaje podía continuar. Aprovechamos para lavar ropa, hacer orden y darle una buena lavada a la kombi. El cruce nos llevó casi dos semanas, había que avanzar.
Encaramos la Panamericana hacia el norte y nos desviamos hacia la costa para hacer baño de mar en Las Lajas una playa larga y vacía que parece se llenaba en temporada. Ya oscurecía así que buscamos lugar bajo un árbol sobre el mar y armamos carpa. El calor no aflojaba y a pesar de la noche oscura y la brisa marina, seguíamos sudando como si fuesen las tres de la tarde. Muy temprano ya estábamos adentro del mar tibio bajo el solazo inclemente. Al otro lado de la calle, se levantaba una casa prolija de madera y Nivaldo, el casero del dueño texano, nos dio paso a una ducha fresca, baños y enchufe que aprovechamos durante toda la estadía. Los rulos de Catire tenían vida propia, pensamos en venderlos para financiar parte del viaje (!) pero el calor estaba haciendo mella y optamos por un coiffeur caserito. Asi que tomé tijeras y bajé la mota varios cm.
En busca de aires más frescos continuamos viaje hacia la sexta frontera. Nos habían advertido que en Costa Rica la entrada puede llevar varias horas pero tuvimos suerte y pasamos rápido sin que nadie revise el auto. Bienvenida la bandera de Costa Rica al baúl de Francisca! Dudamos si encarar hacia Pavones, plena selva donde nos invitaron unos uruguayos pero decidimos ir hacia Dominical una playa sobre la costa pacífica que también nos habían recomendado mucho. Compramos provisiones con carbón incluido para asadito nocturno y avanzamos entre una ruta tupida y verde con ríos que la atraviesan sin respiro. Pura vida es el lema nacional que sirve como saludo, como agradecimiento y como reemplazo al ´todo bien´ nuestro.
Llegamos a Dominical que tiene un pueblito simpático, lleno de carteles de colores en inglés, hostales y barcitos con mucha gracia. En la playa de olas gigantes nos encontramos con una kombi Westfalia estacionada bajo las palmeras. Enseguida nos acomodamos al lado de Martina y Steve, ella argentina, él canadiense que venían bajando desde Vancouver hacia Argentina. Se habían conocido en La Havana y en pocos meses ya estaban juntos en Canadá y ahora haciendo el viaje en sentido inverso a nosotros. En México se habían quedado sin presupuesto y aprendieron solos, mirando y copiando a hacer macramé, pulseras y collares. Con ese ingreso pudieron seguir camino. Los chicos se les adosaron, recibieron clases de manualidades y de yoga. Compartimos asado bajo las estrellas, intercambiamos buenos datos de lugares que visitar y dónde parar y mucha charla sobre la vida viajera. Ojalá volvamos a encontrarnos en otras latitudes!
Pensábamos parar y seguir pero nos hechizó el ambiente del lugar y nos quedamos varios días. Aparecían viajeros geniales, Ur de Bilbao que le prestaba la tabla de surf a Dimas y le daba clases de skate; una pareja alemana que ya estaba en su tercer viaje por el mundo, y unos argentinos de Neuquén que habían decidido que era hora de ver un poco de mundo y con mochila al hombro estaban buscando nuevos horizontes. Los días de sol, las noches de lluvia. En la pizzería La Anita, Tomás y Mati argentinos de Capital nos prestaba la ducha que se complementaba con el aguacero tropical que caía cada noche.
Cuando la humedad ya nos estaba invadiendo los rincones más recónditos, seguimos viaje. Paramos en el Parque Nacional Manuel Antonio, con playas de arenas blancas, senderos entre la selva, cangrejos colorados, mapaches ladrones, monos y pájaros. Un paraíso.
De ahí seguimos a Playa Hermosa cantando los goles de Argentina contra Paraguay en la copa América. Llegamos tarde a la casa Azul de Leticia y Joaquín que con sus hijas Luna y Delfina nos estaban esperando. Nos quedamos unos días con ellos, visitando Jacó y Punta Leona y colándonos en la vida de estos argentinos tranquilos y generosos que hace 12 años decidieron que este era su lugar en el mundo.
Con ganas de conocer el interior, salimos a la ruta verde, de río en río hacia el volcán El Arenal. En el camino nos encontramos con el río de Tárcoles y desde el puente vimos en vivo y en directo una colonia de cocodrilos que pachorros tomaban sol. Increíbles estas sorpresas que te da el camino.
Seguimos camino y empezamos a subir. Y subir. Las cuestas se hacían cada vez más empinadas. Francisca resoplaba y en primera trepábamos mientras los chicos la arengaban. Llegando a Palmares la cosa se complicó. Apareció ante nuestros ojos una pendiente de montaña rusa. Catire tomó envión, aceleró y Francisca sacó chispas. Pero llegando a la cumbre, decía basta y volvíamos hacia atrás aterrados que aparezca otro conductor subiendo con potencia y nos lleve puestos. Un par de intentos más y ya no quiso arrancar. Nos deslizamos en marca atrás y caimos providencialemente en el portón de una casa en venta que parecía cerrada. Catire abrió el motor y mientras lo miraba desconcertado apareció una camioneta. Era Marco, el dueño de la casa. Hace un mes que no pasaba por ahí al estar trabajando en la costa. Pero…ese día, hace unas horas había muerto su papá (¡!) y venía a la casa a cambiarse antes del velorio. Nos quedamos de piedra. Nuestro percance era nada al lado de semejante tristeza. Sin dudar entro a la casa y salió con sandías frescas para los chicos y agua. Llamó a un amigo mecánico, Pablo y lo fue a buscar. En 10 minutos estaban los dos mirando el motor. Y por supuesto arrancó. Con semejante ayuda Francisca tomó coraje y trepó la cuesta. Quedamos tan agradecidos.
Pasamos la Fortuna y seguimos hacia El Arenal, se hacía de noche y llovía. La ruta bordeaba el lago lleno de curvas. Mucho viento. Llegamos al pueblo y el lugar donde pensábamos acampar no nos convenció. Muy oscuro y desierto. Pensamos en dormir en la kombi en la calle principal pero vimos la torre de la Parroquia y decidimos preguntar. El Padre Claudio nos abrió la puerta perplejo. Tratamos de explicar ante sus ojos atónitos. No sabemos cuánto entendió en ese momento pero nos abrió las puertas de la Parroquia y nos instalamos en un salón parroquial en el momento en que el cielo se venía abajo con agua y viento. Nunca vimos tanta lluvia. En nuestra carpita al borde del lago nos hubiésemos volado y mojado enteros.
Al día siguiente recorrimos el lugar entre sol y lluvia. Descubrimos el río Tabascón con aguas calientes que emergen desde el corazón del volcán. Los chicos no querían salir. A la vuelta, un camión se había llevado por delante un poste de luz y el camino estaba bloqueado. El desvío? Pendiente de piedras. Una vez más Francisca 4X4 trepó a lo Camel Trophy y descubrimos un camino lindísimo con vistas al lago entre casas tan prolijas, arroyos y vida rural. Pic nic en el lago y vuelta a nuestro hogar en la Parroquia.
Antes de salir, pasamos por un mecánico a hacer cambio de aceite y engrase. Una vez más, encontramos personas que se entusiasman con nuestro viaje y no quieren cobrarnos nada por su trabajo. Gracias. De El Arenal, volvimos a la costa, al calor y al sol. Cómo cambia el clima en distancias tan cortas. Llegamos a Tamarindo con su rambla animada, mar azul y marco verde cuando arrancaba la final de la copa América. Los chicos directo a las olas. Y seguían los encuentros. Tere Okecki amiga de amiga y valiente aventurera que decidió que era tiempo de conocer otros lugares, otras personas y se vino a Tamarindo, apareció para recibirnos. Acelerada, entusiasmada con nuestro viaje, enseguida conectó con los chicos que la adoraron. No podía alojarnos en su diminuta y alegre casa de mar pero generosa como es nos invitó al hostal Botella de Leche llena de viajeros y de argentinos geniales que cuando llegamos estaban preparando gran asado. Por supuesto nos unimos enseguida. Conocimos a los Locos de la Fiorino, dos amigos que vienen viajando desde Neuquén. Una pareja chilena que hace tres años vendieron todo y salieron a cumplir un sueño, vivir de viaje. Otro chileno con novia argentina que osó proclamar que el asado era para festejar la victoria chilena, y el flamante dueño del hostal, argentino casado con una canadiense. El grupo divertidísimo. Los chicos en llamas. Dimas se hizo íntimo de dos rugbiers de Perpignan que lo tiraban por los aires y Mia de una niña de San José mientras su familia perpleja miraba el bochinche que se había armado.
Pasamos el día con Tere, hablando de la vida en Tamarindo y los proyectos que nos mueven a avanzar. Queríamos conocer más y seguimos hacia la playa en herradura de El Conchal, más tranquila y estacionamos la kombi bajo el bosque sobre el mar. Los chilenos, Luis Carlos y Marcela nos alcanzaron. Pasamos un tiempo maravilloso conversando con esta pareja única. Un buen humor, una alegría, una pasión desmedida por vivir, por aprender, por compartir. Luis Carlos tuvo un cáncer fulminante de joven, cuando pensaron se moría, lo encomendaron al Padre Kentenich de Schoenstatt y sobrevivió. Tiene más radiación que un afectado por Chernóbil, nos decía. Soy un caso raro. Ex decano de la facultad de historia del Universidad Católica de Chile nos llenó de cuentos de sus viajes, nos explicó cómo los Nazcas trazaron esos dibujos enormes que sólo se aprecian desde la alturas indignado ante aquellos que subestiman el talento de estas personas diciendo que las líneas fueron dibujadas por extraterrestres. Quedamos fascinados con su estadía en Chiapas en el campamento del Subcomandante Marcos con partido de ajedrez incluido. Los chicos no se olvidan más. Marcela suave, alegre, cariñosa se dio grandes baños con Carmín y nos mostró con orgullo su motorhome, una casa tan linda, prolija, acogedora, cada cosa en su sitio, nada sobra. Nos encantó.
Y con este último encuentro de tantos dejamos Costa Rica con tristeza y seguimos viaje hacia Nicaragua, adentrándonos en la Centroamérica más profunda.
Bendiciones
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Costa Rica….. Mi gran país…
Me alegra que llevan recuerdos estupendos….
Les esperamos pronto!
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Hermoso viaje, hermosa historia, que bueno que disfrutaron bastante en Costa Rica, aunque les aseguro que les quedo mucho sin ver, principalmente de la zona central y montañosa, curioso que la mayoría de la personas que conocieron eran extranjeras, espero que se llevaran una buena impresión de los costarricenses y que vuelvan en el futuro, siempre serán bienvenidos y los admiro por la aventura que han tenido, lo que demuestra que su familia es Pura vida!
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Que linda experiencia, que bueno poder hacerla en familia. Que Dios los acompañe en el retorno a casa.
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Dios los bendiga, soy de Rosario (Argentina) y tuve la oportunidad hace 2 meses de recorrer Bolivia ; Peru (Cuzco y Machu Picchu) y Chile con motivo de presenciar la misa de nuestro querido Papa en Sta. Cruz de la Sierra puedo asegurarles que la «frutilla» del postre esta por venir , aun!, Dios y mama Maria proteja esta familia
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Gracias Marcelo!
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Es fabuloso su viaje. Dios los proteja en su camino. Estoy ansiosa por seguir viendo sus aventuras.
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Gracias Raquel!
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Felicidades y Bendiciones. Vivir experiencias en familia no tiene precio y enriquece la familia. Espero todo salga bien. La vida es para vivirla!.
Saludos desde Grecia; Costa Rica .
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Gracias Eric! La vida para vivirla!!
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Felicitaciones y Maravilloso!! Apostar a la familia, a los valores!! Lo que nos esta haciendo falta!! A seguir adelante y disfrutarlo!!! Que María Auxiliadora los proteja y acompañe!!!
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Gracias Claudia!!
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BUENISIMO!!!!!! un beso desde aca! Estamos en Corrientes hablando se la aventura… muchos con ganas de rajar 🙂
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que bueno chicos aventura tras aventura adelante que lindos estan mis cuchisssss
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Admirable odisea, espero disfrutaran Costa Rica , y en el futuro , regresen.
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Gracias!! Vamos a regresar seguro! Un abrazo.
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Los tope cerquísima de casa. Me dio un salto el corazón de la emoción. Dar ejemplo de amor a la familia y defenderla, cruzando el continente, hasta el encuentro con el Santo Padre es maravilloso. Les he encomendado a Nuestro Señor y a la Virgen Santísima para que los acompañen siempre. Abrazo desde San José, Costa Rica
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Gracias María!!
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Que bueno que pasaron Panamá! Impresionante los lugares que han visto!
Extraordinario!
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Gracias Marote querido !!!! Abrazo grande para Vicky y los chicos.
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Maravilloso Noël!!!
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